A veces, necesitamos desconectarnos para encontrar el combustible que activa nuestra capacidad de proyección. Necesitamos tomar un tiempo para reflexionar sobre lo que está bien y lo que está mal.
Los viajes son beneficiosos para tal fin, nos ayudan a conectarnos con aquellas cosas que realmente le dan sentido a nuestra vida. A través de los olores y las actividades que nos recuerdan la infancia también podemos percibir esa sensación de felicidad. Al menos a mí me funciona de esa manera tan simple.
Desprendernos del pasado es el principal requisito para adentrarnos en el presente. Sí, lo mejor será evitar caer en el juego de ¨Si hubiese hecho tal cosa (…)¨, porque nos termina generando un vacío desagradable. Lo mejor que podemos hacer es disfrutar cada minuto del día.
¿Te has preguntado por qué extrañas tanto un momento?
Aquí mi teoría, porque lo que terminamos echando de menos son esos minutos donde fuimos felices en determinadas circunstancias. Si estoy equivocado, déjame tu comentario aquí abajo. Me gustaría conocer tu opinión.
Desconectarnos sin estar ausente de lo que ocurre a nuestro alrededor es una señal de que estamos aprendiendo a disfrutar cada momento de la vida. El tiempo pasará y llegarán nuevos recuerdos, pero es importante estar dispuestos a recibirlos con gratitud. Lo que suceda después determina la transcendencia de las cosas, y ese es otro tema del cual les hablaré en otro post.
Probablemente, estés pasando por una situación extraordinaria donde lo único que deseas es conocerte y reconocerte en los momentos que más has necesitado una señal. Aquí no vas a conseguir ese combustible del que hablo al principio, pero sí te conectarás con la llave que abre las puertas al conocimiento: la lectura.
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